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Foto David Marcu |
El ser humano sufre por una
sola razón: La falta de conocimiento. Pues el conocimiento es poder.
La expulsión de Adán y Eva
del Paraíso sirve para explicar la sensación de desconexión con nuestra Fuente.
Es cuando se generan todos los miedos y angustias. Cuando nuestra mente creó al
Ego, con él surgió la idea de separación. Lo que pensamos de nosotros mismos,
la culpa y el castigo.
Así, nosotros tenemos un
problema de percepción al experimentar el fenómeno de la separación, no
sintiendo la conexión con la Fuente y percibiendo polos opuestos en todo lo que
nos rodea, sin poder sentirnos plenos y felices. Hasta que no aprendamos a
encontrar la Unidad en todo, no nos daremos cuenta de que estamos en Dios. El
ego es el que genera nuestros dramas personales.
Nuestro Yo Superior o
también llamado Espíritu, es lo que nos conecta con nuestro Creador, la Fuente,
esa vibración perfecta del universo a la que llamamos “Dios”, y que no quiere
sacrificios. Lo primero es nuestra propia felicidad. Los sacrificios
corresponden al terreno del ego. Como dice la ciencia hermética: “Las leyes
superiores se imponen sobre las inferiores.” Por lo que cuanto más mejoramos
nuestra situación personal, más ayudamos a todos los que nos rodean. Nosotros
tenemos la habilidad de crear nuestro universo.
En el Universo donde vivimos
existe un solo Dios, a pesar de las grandes diferencias culturales y religiosas
que hay en nuestro mundo. Dios es Uno solo y es el mismo para todos. Otra cosa son los seres de otros mundos que se hicieron pasar por dioses.
El Universo es mental y todo
depende de nuestro pensamiento.
El hombre fue hecho a imagen
y semejanza del Creador. Cualquier cosa que quiera crear, siempre comenzará en
su propia mente, por lo que la primera tarea debe ser aprender a controlar el
pensamiento.
El libre albedrío es la
capacidad que tenemos de escoger nuestros propios pensamientos. Nosotros
podemos elegir “el Cielo” o el “Infierno”, según lo aceptemos como verdadero en
nuestra conciencia.
Debemos desechar la creencia
de que somos víctimas de nuestro destino y aceptar que todo lo que nos ocurre
lo estamos escogiendo de alguna manera.
El Principio de Vibración
dice: “Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra”. En el Universo no existe
nada que sea totalmente firme o estable. Todo se encuentra en continuo
movimiento y transformación.
El Amor es la única fuerza
del Universo y es el nivel vibratorio más alto que podemos alcanzar. Debemos
aprender a armonizar los opuestos, para encontrar la unidad en todo.
“Los extremos se tocan”.
“Como arriba es abajo, como abajo es arriba”. Viajando a través del Universo,
en la misma dirección, finalmente acabas en el punto de partida, porque en el
Universo todo tiene un movimiento circular, cíclico.
Sexto Principio Metafísico:
“Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo
con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no
conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley”.
Todo lo que estamos viviendo
en el presente ha sido generado en algún momento, consciente o
inconscientemente, en esta o en otra vida.
La soledad es un problema
personal que tiene que ver con la sensación de estar desconectado de la Fuente.
El cambio fundamental
ocurrirá cuando nosotros, los pensadores, cambiemos de mentalidad. Nuestra
vida, gobernada por nuestro ego, es como un gran sueño del que tenemos que
despertar.
Yo estoy en Dios y Dios está en mí.
Yo estoy en Dios y Dios está en mí.